Monje urbano del siglo xxi, Hecho en Bs As

Entrevista a Miguel Grinberg, HBA, septiembre 2010.

HBA, agosto 2010.

UN MONJE URBANO DEL SIGLO XXI

Ensayista, periodista, imaginador, ecologista empedernido, un poeta.

La entrevista empieza al revés. No vamos a ninguna parte. Miguel Grinberg, viene una tarde a la redacción de HBA. Llega acompañado de un joven, (el hijo de su mujer), y con un bolso de canillita con los diarios que editan por su cuenta los trabajadores de Crítica- donde Miguel escribía excelentes contratapas-. Mientras tomamos café él “edita” en el aire los ejes de la entrevista. Anotamos. “música, espiritualidad y poesía”. Los tres ejes de su vida. Más simple y perfecto, imposible. Hete aquí un tipo imposible de clasificar. Ha estado en demasiados sitios. En La Perla del Once, en las entrañas de la poesía beat americana y en las universidades de meditación oriental, militando con hippies, rockers, monjes, militantes ecologistas, futuristas, escritores antológicos. “A través de las décadas, no porque me lo haya propuesto sino porque la realidad me lo fue proponiendo, he recorrido andariveles distintos temáticamente, siempre con un espíritu fundacional. ¿Qué quiere decir? Fundando redes, alianzas, revistas, centros de estudios. Tratando de contextualizar lo teórico y bajarlo a la gente”. Con el tiempo, Grinberg desplegó muchas de esas mismas pasiones. Es columnista de ecología, traduce y escribe libros sobre espiritualidad. Lleva cuatro años en la trasnoche de Radio Nacional con “Rock que me hiciste bien”.

Se nota cuando habla: desde aquella vez que hizo una meditación tibetana en Colorado, con su amigo el poeta beat Allen Ginsberg, algo que no se ve pero que se siente despertó y evolucionó en él.  Su presencia irradia humildad, produce cierta reverencia y deja en el aire una estela de sabiduría. Un monje urbano del siglo xxi ha venido a Hecho en Buenos Aires a envolvernos en su vibración.

En los años ´60 fundaste el movimiento de poetas Nueva Solidaridad. ¿Cómo se veía la solidaridad entonces?

La solidaridad tuvo, antes de que existieran los hippies, un diálogo que llegó a ser muy fuerte entre católicos y marxistas. Hoy parece una pavada, era significativo. Los poetas de las Américas, incluyendo los de Estados Unidos, confluimos bajo el mismo lema. Era un momento donde la utopía de la violencia, el foquismo, la revolución armada surgía también con enorme fuerza; algo que después acá retomó el “bronca sin fusiles y sin bombas” de La Marcha de la Bronca. Pero la solidaridad se entendía como el diálogo de las diferencias. En la única reunión que llegamos a hacer en México en 1964 había guerrilleros, sacerdotes, ateos. Solidaridad significaba trabajar a partir de los puntos donde coincidíamos, en vez de neutralizarnos unos a otros negándonos. Hoy en día la solidaridad requiere, además,  una evolución personal, un trabajo no sólo sobre el entorno sino en lo interno, como seres evolutivos.

¿Cuándo se te despertó el interés por la meditación y el misticismo?

Experiencias místicas tuve siempre. Pero la técnica meditativa me permitió sintonizar latitudes personales que tenían que ver con ese don. Así como otros tienen el don para la ideología y se hacen marxistas o anarquistas, a mí, pese a que leí lo que había que leer, la ideología y la filosofía no me cautivaron tanto. La práctica espiritual me nutrió inmensamente.

¿Y cómo recordás esa tendencia hacia lo místico?

Ahora ya no es una tendencia, es una convicción irrenunciable.  De chico iba a un casamiento, sonaba el primer golpe del órgano con la marcha nupcial y me corrían lágrimas. Debo haber sido un monje medieval en otra vida. ¡Lágrimas! Yo escuchaba a Bach y me atravesaba el alma, me movía las neuronas, me hacía parpadear. En algún lugar recóndito del ser, que posteriormente gracias a las técnicas de la meditación encontré y cito persistentemente, estaba eso.

¿Meditás a diario?

Tengo muchas formas distintas de meditar. Si estoy en medio de un barullo infernal, me meto quince minutos en una Iglesia y medito. Medito cuando puedo. La técnica tibetana que aprendí, enseño y practico se basa en la respiración. No es devocional ni de rituales. No tengo un altar en mi casa, ni necesito mantras. A los mantras los tengo porque recorrí todas las escuelas desde Meditación Trascendental hasta Raja Yoga.

¿Y con cual te quedás?

Con la tibetana, que es laica. El hecho de que sea espiritual no quiere decir que sea ascético. No me impone desde afuera, nmás que ser transparente. No me piden que crea en la reencarnación. No piden nada. Cuando estuvo por tercera vez el Dalai Lama, tuve el privilegio de estar entre los panelistas en Salud y Espiritualidad. Estoy en contacto con ellos. Hice una versión poética del libro tibetano de los muertos, y cuando tengo una oportunidad de escribir sobre eso, escribo.

¿Hay algún rockero argentino con el que te haya sucedido eso que te pasaba con Bach?

(Duda) Ehh, para el caso: Spinetta. En todas sus formaciones a través de la historia, porque no tiene una uniformidad musical, pero ya desde los tiempos de Almendra. Temas como Los elefantes. En Spinetta Jade, Pescado Rabioso, hay ráfagas de esa intensidad profunda. Para mí una de las cumbres de la obra de Spinetta es Artaud, pero Artaud no es la locura de Artaud, sino que es la visión que hay al mismo tiempo que se produce la locura. La locura en un tipo, son visiones o energías que no llega su naturaleza a terminar de procesar porque el universo es más grande que nuestra cabeza. Y la vida a mí me deparó el privilegio de, en ese momento de proximidad con Spinetta, de haber sido el coproductor de los recitales de presentación de Artaud en el Teatro Astral, en ese momento particular. Pero otro que tiene conexiones con el infinito, que ha tenido conexiones con el infinito, lo cual le quemó los fusiles ha sido Charly García. La banda sonora de Pubis Angelical, un trabajo de encargo, es una obra imponderable, no hay adjetivos calificativos para ella. Desde un punto de vista energético eso lo encontrás de manera distinta, en Los Redondos.

¿Por qué creés que eso enciende algo en la gente?

Porque es un mensaje de libertad. No es el jingle sobre la libertad, es la libertad en estado crudo. Hacés con eso lo que tu naturaleza te permite hacer. Y te puede permitir la elevación o la autodestrucción, pero eso no lo gobierna el músico. Eso es una decisión – si es que alguna vez decidimos algo – es una decisión de cada cual.

¿Por qué decís que a Charly esa conexión le quemó los fusibles?

Por soledad. No hay una tribu. Los que más padecen ese tipo de soledades son los visionarios. No hay tribus de miles de visionarios que puedan construir una nueva sociedad. Todavía. Yo creo que en el mundo algún día la vida cotidiana va a ser una obra de arte, no solamente en los espacios que te deja el mercado. Cuando no tenés nada que hacer, entonces sos creativo, sos poético, sos romántico, pero el resto del tiempo estás reproduciendo el sistema que te victimiza. Alguna vez esa continuidad se tiene que cortar.

¿Cuándo?

Trabajo para eso. Tengo una anécdota: en los años ´50 iba todos los días al cine.  Estaba de moda Ingmar Bergman. Un día un periodista le dice: “en confianza, díganos la verdad: ¿para quién trabaja usted?, ¿para dios o para el diablo?”.  Bergman dice: “Vea, le voy a dar una imagen de católico: Se está construyendo una catedral. Estoy esculpiendo una figura, por momentos da la impresión de que será un diablo, un demonio, por momentos pienso que va a ser un ángel, no sé lo que va a ser. Pero lo que sé es que, independientemente de lo que sea, yo quiero ser parte de la construcción colectiva de esta Catedral. Punto. Suscribo abajo del nombre de Bergman mi DNI. No sé cuando.

¿Qué ves hoy en el rock?

Dos cosas. Primero una cantidad de mercachifles que se han subido en el tren del rock para vender una mercadería llamada rock nacional, que no tiene nada que ver con el rock ni con lo nacional, sino que es una oportunidad de negocios. Hay una cantidad de pequeñas corporaciones de producción con un estereotipo que no es precisamente cambiar la sociedad, sino reproducir esta sociedad. Esta es una sociedad es un cónclave de consumidores y contribuyentes. La idea es que durante 50 años hagas lo mismo, te jubiles y dejes tu lugar para la otra camada, que viene a hacer exactamente lo mismo. Lo quiero muchísimo a Charly García. No sé si los patrones de Charly, la corporación que al mismo tiempo que vende Charly vende Shakira y Ricardo Arjona, está interesada en transformar algo. En una sociedad donde están Antonito de la Rúa y Darío Loperfido no veo que se quiera cambiar el mundo. A esa gente ya la traté. Fui entre el 93 y el 2000, prosecretario de redacción de Télam, me tocó la última época de Menem y la primera de De la Rúa. Conozco los pasillos del poder desde adentro y afuera.

¿Quiénes te parece que sí pueden aportar algo nuevo?

Hay toda una nueva generación que se ha nutrido del rock, eran chicos cuando estas cosas que ahora nos parecen bárbaras sucedían. Están construyendo una nueva música, una nueva actitud, no sólo con el “soy músico”, sino con en combinación con diseñadores, cineastas, vestuaristas, artistas plásticos que están. Son el nuevo underground, no tan underground. Cada fin de semana hay una cantidad descomunal de propuestas creativas en esta ciudad. Estoy poniendo mi programa en radio nacional al servicio de esa gente. Pat Coria, Pablo Dacal, Pablo Grinjot, nombres que me acuerdo ahora al azar, gente que no hace solamente rock, que menaje diseño electrónico, por ejemplo. No podemos hacer ahora lo mismo que hacían los Rolling Stone. Un ejemplo: hace un año vino a mi programa de rock un poeta de los ´70 que estaba en San Miguel  haciendo una revista alternativa de poesía, Daniel Serra. Me dice: “¿che, no podríamos hacer una vez por mes una reunión de poetas en tu programa?”. El último sábado de cada mes, ahora hacemos reuniones de poetas en la primera parte del programa. Leímos con Spinetta, Guercio, Pipo Lernoud, la tribu. Eso se ha convertido en un libro con los poetas que participaron. Y Luis Alberto propuso, como falleció el papa hace poco, “en vez de publicar poemas míos publicar poemas de Santiago, mi padre”. Palabra va, palabra viene, como cuando estuvimos en la casa para combinar la entrevista nos estuvo mostrando en la computadora una cantidad de arte que está haciendo hace mucho tiempo, unos mandalas descomunales, él está haciendo la tapa del libro. Esa es la fecundidad sumatoria de los que estamos en esto hace muchos años.

¿Tenés fe en el cambio social?

Aunque venga la bomba atómica y mueran dos tercios de la humanidad. Somos el vector de un proceso evolutivo en esa dirección. Todo lo que aporto, hago, disemino, capturo en internet, traduzco, edito, publico, digo va en esa dirección. En esta sociedad durante los últimos 25 años se ha ido consolidando a nivel de personas, situaciones, realizaciones, la materia prima para un punto de partida diferente en la Argentina. Sus protagonistas aun no se dan cuenta de que esto está. Hay que aprender a hacer algo que los argentinos no sabemos hacer: sumar y multiplicar. Y es ahí, en este momento, donde siento que estamos. En medio de una revolución cultural.

¿Qué se aprende con el paso del tiempo?

Mirá si yo te diría una cosa fundamental que aprendí es que dentro del  pensamiento de Buda hay un concepto fundamental que es el concepto de percepción del estado de impermanencia en el cual todos nosotros existimos. Somos transitorios y fugaces. De tanto tratar de aferrarse a la vida y de ir contra la naturaleza, porque la N va en una sola dirección, no retrocede, la gente se olvida de vivir. Si tomamos la cosa al revés, sabiendo que en cualquier momento puede truncarse la vida, sabemos que somos fugaces. Cuando uno se prepara para vivir no vive realmente. Acumula conocimiento, seguridad, guita. Vinimos desnudos y desnudos nos vamos. En la medida en que parás de correr hacia lo imposible y le sacás el mayor goce a lo positivo, cambia. No es una consigna partidaria para conseguir votos: es que para eso hemos nacido. Para tratar de captar los momentos de suprema armonía. Están al alcance de cualquiera, en cualquier lado. En la medida en que uno vive a favor de la vida, la vida vive a favor tuyo. En la medida en que vivís contra la vida, la vida te hace pelota, no conoce la compasión. La vida es una ceremonia bastante cruda.

¿Querés agregar algo?
Voy a parafrasear a Neil Young, un cantante canadiense. Dice: “No dejes que esto te desanime, son solo castillos lo que está ardiendo”. Se está derrumbando un castillo de naipes llamado Argentina. Y lo que tenemos que tratar de hacer es ver que tenemos cada uno de nosotros para aportar. Lo que no queremos lo sabemos muy bien. Lo que queremos no va a ser resultado de la casualidad sino de una tarea común, afirmativa, que tiene gran poder de contagio.

 

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